Son más populares en su versión asadas, pero si hay un sabor que identifico con el frío, la humedad y el otoño, es el de las castañas cocidas. En San Pelayo las cogíamos de un inmenso castaño que había en el "bacelo". Calzados con botas y pertrechados con guantes. Maruja las cocía con anís y toda la casa se impregnaba de ese olor. Y aunque se toman frías, no soy yo de esos que esperan a que se templen.
Ingredientes
1 kg de Castañas
2 hojas de laurel
1 pizca generosa de sal
2-3 Ramitas de anís
Elaboración
Llenamos una tartera con agua y echamos una generosa pizca de sal, un par de hojas de laurel y las ramitas de anís. Yo las cojo en los caminos que llevan a la casa de mi abuela, pero en cualquier supermercado se pueden comprar las semillas en la sección de especias. Cuando comienza a hervir, añadimos las castañas a las cuales les hemos quitado una parte de la piel como se puede ver en la foto. Las cocemos unos 20-25 minutos, dejamos que enfríen y entonces ya estarían listas para comer. De todos modos, antes de retirarlas de la olla, es conveniente pincharlas para ver si están bien cocidas o necesitan unos minutos más.