Junto a las filloas (denominadas también crepes o panqueques en otros lares) el postre por excelencia del Entroido (denominado carnaval por otras tierras) son sin lugar a dudas las oRejas. El nombre se lo deben a la forma que se le da a la masa para que al freírla adopte la apariencia de un pabellón auditivo. A mi personalmente me gustan pequeñas, pero por ahí adelante las hacen de un tamaño superios a los 25-30 centímetros. Para su elaboración necesitaremos…
250 gr de harina
8 cucharadas de leche
4 cucharadas de agua
1 ½ cucharadas de azúcar
1 pizca de sal
Esencia de anís al gusto
Ralladura de limón
25 gr de manteca de vaca
Azúcar glass para espolvorear
En un bowL mezclamos la leche templada, el agua y la sal. Incorporamos la ralladura de limón y el azúcar. Poco a poco seguimos añadiendo la harina tamizada evitando que se formen grumos. Cuando tome un aspecto más o menos pastoso, añadimos la esencia de anís. Seguimos incorporando la harina y amasando hasta que finalmente nos quede una bola. Esta masa ha de reposar unos 15 minutos.
Después de esto, debemos gramar la masa, es decir: extendemos la masa como si fuésemos hacer una empanada, bien fina, le restregamos la manteca, la doblamos por la mitad y la volvemos a amasar. Así hasta consumir por completo la manteca.
Una vez reposada, hacemos pequeñas bolas que extendemos longitudinalmente con un rodillo hasta que quede bien fina la masa. Formamos una especie de oreja con cada uno de los pedazos resultantes (a costa de pasar un dedo por la mitad de la masa y de alguna manera, juntar los extremos). Freímos las “orejas” en aceite bien caliente hasta que tomen color. Finalmente las sacamos de la sartén y las espolvoreamos con azúcar glass.
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